lunes, 24 de mayo de 2010

Reconocer la labor educativa de los abuelos

Los abuelos (abuelos y abuelas) están desarrollando una labor imprescindible en las sociedades occidentales. Sin su presencia y apoyo para muchas familias sería inviable conciliar la vida familiar y laboral y, en algunos casos, casi el hecho de poder tener hijos. Sin embargo, los abuelos en muchos casos no tienen ni edad, ni salud para asumir la crianza o el cuidado de una nueva generación. A pesar de todo muchos abuelos encuentran que su labor no es reconocida, no solo por la sociedad, sino en muchos casos, por sus propios hijos. Aquí van en dos sesiones, unos cuantos consejos prácticos y de “sentido común” para que hagamos un poco de justicia con nuestros mayores.
1º. En primer lugar, no podemos perder de vista que los hijos son de sus padres, no de los abuelos y que por tanto, la RESPONSABILIDAD (=los que deben responder) no es de los abuelos, sino de los padres. Los abuelos les pueden ayudar, pero los que decidieron tener los hijos y tienen que asumir esta responsabilidad son los padres.
2º. A los abuelos hay que agradecerles todos los días su labor. Aunque ellos les digan que no les deis las gracias o ya se sobreentienda. Todos los días deben escuchar de sus labios una palabra de agradecimiento y afecto por la labor que hacen.
3º. Junto con lo anterior, reconocerles el trabajo que realizan: a veces lo hacen sin que les apetezca, con problemas de salud, con dolores, con frío o con calor… TODOS LOS DÍAS, deberían escuchar su elogio cariñoso por lo bien que lo hacen y el interés que se toman en el cuidado de sus hijo/as. Los elogios y muestras de afecto deben, cuanto menos, duplicar a los reproches o críticas.
4º. Muéstrense compresivos con sus limitaciones. Nunca les digan que mal crían a los nietos o que les conceden todos los caprichos. Ellos no son los responsables de su crianza. Lo hacen con la mejor intención y a veces, les conceden los caprichos por que no tienen otra alternativa. No hablen mal de ellos como educadores, ni se lo digan a ellos, ni a los niños, ni a terceras personas: no es justo. 5º. No les quiten autoridad y menos delante de los hijos. Pueden aconsejarles o explicarles cómo quieren que hagan ciertas cosas, pero no los desautoricen y mucho menos delante de los nietos.
6º. Explíquenle a los niños cuando tienen edad, cómo deben comportarse con los abuelos: como todas las personas tienen sus manías y hay ciertas cosas que nos les gustan y los niños deben aprender a respetarlas: a unos nos les gusta que le toquen los aparatos de casa, a otros les gusta ver el Telediario… o el Tiempo, enséñenles a respetar estos pequeños detalles, porque los abuelos están en su casa.
7º. No sobrecarguen a los abuelos si no es estrictamente necesario. Si toda la semana tienen que quedarse con el niño por motivos de trabajo, no pueden dejarle el niño durante el fin de semana para que puedan ustedes descansar. Eso no es justo. Tan pronto como disponen de tiempo liberen a los abuelos de esta carga. Aunque ellos les digan que no les importa… también necesitan tranquilidad y su tiempo.
8º. Por último, denles la oportunidad de DISFRUTAR de sus nietos y de sus hijos con libertad: sin tener que someterse a unas normas, pautas u horarios. Como suele decirse en mi tierra: “los abuelos están para disfrutar y mal criar a los nietos”.

La familia es el factor que más condiciona el rendimiento académico de los adolescentes

Según una tesis realizada por el profesor de la Universidad de Extremadura (UEX), Luis Córdoba Caro, la familia es el factor que más condiciona el rendimiento académico de los adolescentes. El estudio muestra cuáles son los hábitos en el estilo de vida de los adolescentes estudiantes de Secundaria.
Para Córdoba Caro, “era necesario un estudio para abordar el problema de la falta de interés y el bajo rendimiento académico” de estos estudiantes.
Para ello, el estudio del Departamento de Didáctica de la Expresión Musical, Plásticas y Corporal ha analizado la relación entre las variables socioculturales, los hábitos alimentarios y los relacionados con el ámbito educativo con el rendimiento académico global de los adolescentes.
De la investigación se pueden extraer un perfil del “alumno ideal” que responde a una estudiante de sexo femenino, de un centro concertado o privado, miembro de una familia con dos o más hijos, de nivel económico y cultural alto, no repetidor, que no suele faltar ni llegar tarde al centro, que estudia más de dos horas diarias, y que lee a diario aunque sea poco tiempo.
Como conclusión el autor afirma que uno de los factores más influyentes es la familia ya que “hay que tener presente que los hábitos y el estilo de vida de un niño se crean en el entorno familiar y en su grupo de amigos”.
Además el estudio revela que la zona de la ciudad en la que vive el estudiante, la edad y el peso también influye en el rendimiento académico. De esta manera se ha constatado que “a medida que el adolescente se va haciendo mayor, los hábitos en el estilo de vida empeoran, algo que puede deberse a que el control de los padres sobre el alumno va desapareciendo”.